Hay que resguardar el medioambiente. Se encuentra dentro de los principios de la doctrina popular de la Iglesia, principio que deriva y se nutre, en relevancia y fundamento, de la concepción del bien común, del respeto al bien colectivo.
La ilusión del desarrollo sin limites
En el corazón de nuestra crisis global está la ilusión de que el desarrollo sin limites es viable en un mundo finito. El desarrollo económico y comercial son las fuerzas promotoras del capitalismo global, el sistema económico dominante hoy en dia. En este sistema económico, la creencia irracional en el desarrollo perpetuo apalanca una cuerda sin reposo fomentando el consumo desmedido y una economía de empleo y derroche que usa intensamente energía y elementos, provocando desperdicio, polución y agotamiento de los elementos naturales Cuéntale a la tierra.
Además de esto, estos inconvenientes ambientales se ven exacerbados por el cambio climático global, provocado por nuestras tecnologías intensivas en energía y fundamentadas en comburentes fósiles. El Papa Francisco reconoce precisamente la falla mortal en la iniciativa del desarrollo perpetuo y utiliza expresiones fuertes para condenarlo, calificándolo de patraña y no de ilusión:
El término de ecología integral
Me me vino a la cabeza rememorar estas ideas leyendo el último libro del Papa Francisco («Soñemos juntos. El sendero hacia un planeta mejor», 2020). Frente quienes prosiguen desconfiando de su situación sobre la cuestión ecológica, tal y como si fuera una concesión a los valores del “progresismo cultural”, el Papa recuerda de nuevo que el precaución de la naturaleza (de la Creación, en términos cristianos) pide que Logro lo que deseo, él llama «ecología integral», que incluye tanto el precaución del medioambiente como, primeramente, del humano.
Para el Papa Francisco, esta visión supone “considerablemente más que proteger la naturaleza; es cuidarnos unos a otros como criaturas de un Dios que nos quiere y todo cuanto eso implica. En otras expresiones, si piensas que el aborto, la eutanasia y la pena capital son admisibles, no es muy probable que tu corazón se preocupe por la polución de los ríos y la destrucción de la selva. Y lo opuesto asimismo es verdad. Por consiguiente, mientras que prosigamos aseverando con vehemencia que nos encaramos a inconvenientes de un orden ética diferente, insistiendo en que el aborto es justificable pero la desertificación no, o que la eutanasia está mal pero que la polución de los ríos es el valor del avance económico, vamos a estar proseguir hundiéndonos en exactamente la misma falta de integridad que nos llevó a donde nos encontramos. Pienso que el Covid-19 se lo deja a los que tienen ojos para poder ver. En este momento es el instante de ser congruentes, de desenmascarar la ética selectiva de la ideología y abrazar de lleno lo que significa ser hijo de Dios, de ahí que pienso que la regeneración de la raza humana debe partir de la ecología integral, una ecología que tome humillación seriamente y ética que va juntos con nuestra crisis ecológica. El individualismo tiene secuelas” (p. 37).
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