¿Cuáles son las principales causas y efectos del cambio climático? Te lo cuento desde ya:
Las tres principales causas son:
- La quema de combustibles fósiles
- La deforestación
- Y la agricultura intensiva
Y las tres consecuencias más graves:
- olas de calor más intensas
- Subida del nivel del mar
- E impactos en la salud y la alimentación
Pero no solo vamos a profundizar en cada una de ellas, ¡son muchas más!
El caso es que debemos conocerlas para entender cómo se relacionan con la emisión de gases de efecto invernadero y qué podemos hacer para evitar sus múltiples consecuencias negativas.
Porque, aunque los efectos ya son visibles, todavía estamos a tiempo de actuar.
Lo sé porque vivo en Andalucía, y aquí ya no hay veranos: hay hornos.
Las olas de calor no solo han aumentado en frecuencia, también son más largas, más secas, más peligrosas.
Y eso es solo una señal de lo que está en juego.

Última actualización el 31/03/2025
¿Qué es el Cambio Climático?
Cuando hablamos de cambio climático, no nos referimos a que un verano venga más caluroso que otro. Estamos hablando de un proceso profundo y constante que está alterando el equilibrio natural de la Tierra. El clima de nuestro planeta está cambiando. Y lo preocupante es que lo está haciendo a un ritmo mucho más rápido del que debería.
Y sí, la naturaleza siempre ha pasado por ciclos. Pero esta vez no es la naturaleza sola la que habla. Somos nosotros, con nuestras acciones —la quema de combustibles fósiles, la deforestación, el consumo excesivo— quienes hemos pisado el acelerador.
¿Qué son los gases de efecto invernadero?
Imagina que el planeta tiene una manta que debería mantenernos calentitos… pero sin pasarse. Esa manta son los gases de efecto invernadero. El problema es que, en los últimos años, la hemos hecho tan gruesa que ahora retiene demasiado calor.
El dióxido de carbono (CO₂), el metano (CH₄) y otros gases no paran de acumularse en la atmósfera. Y el resultado es un planeta que no puede respirar, que se recalienta poco a poco.
¿Por qué es tan preocupante?
Porque ese calor no solo derrite los polos. Cambia las lluvias, estropea cosechas, mata especies animales y vegetales que no pueden adaptarse tan rápido. Y sí, también nos afecta directamente: a la salud, al precio de los alimentos, a nuestra seguridad.
Cuando en agosto no puedes salir a la calle antes de las nueve de la noche porque el asfalto arde… eso también es el cambio climático.
¿Qué nos dice el IPCC?
Nos dice lo que ya intuimos: que no es algo que vendrá, sino algo que ya está pasando. Y que cada año que pasamos de largo sin hacer cambios reales, lo pagaremos con enormes pérdidas económicas, desastres naturales y más sufrimiento.
Pero también nos dice otra cosa: aún estamos a tiempo.
Podemos cambiar la historia.
Apostar por la economía circular, reducir emisiones, cuidar nuestros ecosistemas.
El reloj corre, pero la partida no está perdida.
Causas del cambio climático
El cambio climático no surge de la nada.
Tiene nombre y apellidos. Y la mayoría apuntan a lo mismo: la actividad humana.
Cada vez que encendemos un coche, tiramos comida, talamos un bosque o producimos sin medida… estamos contribuyendo a un problema que crece sin freno.
Estas son las principales causas del cambio climático que debemos entender si queremos empezar a cambiar las cosas:
1. Quema de combustibles fósiles
El coche, la calefacción, la industria… gran parte de nuestra vida moderna se mueve gracias al petróleo, al gas natural o al carbón. Pero al usarlos, liberamos toneladas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
¿El problema? Que ese CO₂ no se va. Se acumula en la atmósfera como si fuera una manta cada vez más gruesa que impide que el planeta se enfríe. Y eso acelera el calentamiento global.
Yo lo noto cada verano aquí en Andalucía. Las olas de calor ya no son excepciones. Son rutina. Y no hay sombra ni abanico que lo arregle. Es el clima de nuestro planeta gritándonos que algo va mal.
2. Deforestación
Los árboles no solo dan sombra. Son los pulmones del planeta. Absorben CO₂ y nos devuelven oxígeno.
Pero cuando talamos bosques sin control, no solo perdemos ese filtro natural: también liberamos el carbono que estaba almacenado en sus troncos, hojas y raíces.
Imagínate que tienes un cubo para recoger agua de una gotera… y decides hacerle un agujero.
Pues eso hacemos al talar árboles en plena emergencia climática.
3. Agricultura y ganadería intensivas
Sí, lo que comemos también importa. La ganadería intensiva, especialmente la de vacuno, emite mucho metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO₂.
Además, el uso masivo de fertilizantes químicos en la agricultura libera óxidos de nitrógeno que también calientan la atmósfera.
No se trata de dejar de comer carne o verduras, sino de apoyar modelos más sostenibles y locales, y entender que nuestra dieta también puede ser una herramienta de cambio.
4. Procesos industriales y residuos mal gestionados
Las fábricas que no paran de producir cemento, acero, plásticos o productos químicos también liberan millones de toneladas de gases contaminantes. Y cuando esos procesos no están regulados o se hacen en países con normativas laxas, el problema se multiplica.
A esto súmale la gestión inadecuada de residuos: montones de basura en vertederos, quema de plásticos o desechos electrónicos sin tratar. Todo eso libera más gases y contamina tierra, agua y aire.
Una buena noticia es que, si apostamos por la economía circular —esa que transforma residuos en recursos—, podríamos reducir mucho esta causa. Pero para eso, necesitamos compromiso real. Desde arriba y desde abajo.
Entonces, ¿debemos preocuparnos conociendo los datos del IPCC?
Mucho. El IPCC, la Organización Meteorológica Mundial y otras entidades científicas ya han advertido que, si no frenamos estas causas, los impactos del cambio climático serán cada vez más graves, más imprevisibles y más difíciles de revertir.
Porque lo que estamos viendo —inundaciones, subida del nivel del mar, olas de calor más intensas, desaparición de especies animales y vegetales— no es más que la punta del iceberg.
El momento de actuar no es mañana. Es ahora.
Consecuencias del cambio climático
El cambio climático no es una teoría. Es una realidad que ya estamos viviendo en carne propia.
Aquí, ahora.
Con olas de calor cada vez más intensas, con inviernos impredecibles, y con fenómenos meteorológicos extremos que no paran de repetirse.
Las consecuencias ya están aquí, y cada año son más visibles… y más duras.
Estas son algunas de las consecuencias del cambio climático que más nos están afectando en España —y en el resto del mundo—. Algunas las sufrimos en silencio; otras, nos sacuden sin avisar.
1. Olas de calor más intensas
Vivo en Andalucía y, créeme, lo noto cada verano. Los termómetros ya no bajan ni por la noche, y cada nueva ola de calor bate récords. En casa, hemos llegado a los 43 °C a la sombra. ¿Te imaginas vivir con esa temperatura durante varios días seguidos?
Estas olas no solo incomodan: ponen en riesgo la salud, sobre todo de personas mayores, niños o personas con enfermedades crónicas. También aumentan los incendios forestales, reducen la productividad agrícola y disparan el consumo eléctrico… con todo lo que eso implica para nuestras facturas y para el planeta.
2. Subida del nivel del mar
Otra evidencia de lo que provoca el cambio climático es el derretimiento de glaciares y polos.
Eso provoca la subida del nivel del mar, que ya está empezando a devorar zonas costeras de países como Bangladesh o islas del Pacífico… y que también amenaza partes del litoral español.
Si no frenamos esta tendencia, muchas ciudades costeras podrían sufrir enormes pérdidas económicas, evacuaciones forzadas y daños irreversibles en su ecosistema.
3. Pérdida de biodiversidad
Cuando suben las temperaturas o se alteran los ecosistemas, muchas especies animales y vegetales no tienen tiempo ni recursos para adaptarse. Algunas migran; otras desaparecen para siempre.
¿Por qué importa? Porque toda forma de vida en la Tierra cumple un papel en el equilibrio natural. Cuando se rompe ese equilibrio, lo pagamos todos. La biodiversidad es esencial para la seguridad alimentaria, la polinización, el ciclo del agua y… sí, también para nuestra salud.
4. Inundaciones y sequías extremas
La organización meteorológica mundial lo confirma: estamos viendo un aumento en la frecuencia y la intensidad de fenómenos meteorológicos extremos. En pocas semanas podemos pasar de una sequía desesperante a una inundación que arrasa todo a su paso.
Este desequilibrio del clima de nuestro planeta tiene múltiples consecuencias negativas: pérdida de cosechas, problemas de abastecimiento de agua, desplazamientos forzados y enormes daños en infraestructuras.
5. Impacto en la salud y la economía
El calor extremo, la contaminación del aire y la aparición de nuevas enfermedades (como las transmitidas por mosquitos que antes no veíamos por aquí) están afectando a nuestra salud física y mental.
Pero además, el cambio climático tiene un impacto económico brutal: daños en cultivos, infraestructuras, negocios turísticos, costes sanitarios… La lista es larga y costosa. Según estimaciones internacionales, los efectos del clima podrían suponer miles de millones de euros en pérdidas cada año si no actuamos a tiempo.
6. Amenaza a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
El cambio climático pone en jaque muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por Naciones Unidas: desde el acceso al agua, la salud y la alimentación, hasta la igualdad, la educación o la justicia social.
En otras palabras: si no frenamos esta crisis, no podremos construir el mundo justo y sostenible que soñamos.
¿Te das cuenta de todo lo que está en juego?
4. Cuadro comparativo de causas y consecuencias del cambio climático
Si te estás preguntando cómo se relacionan exactamente las causas y consecuencias del cambio climático, aquí tienes un resumen visual para entenderlo de un vistazo.
Esta tabla te muestra cómo nuestras acciones (individuales o colectivas) están generando impactos directos sobre el clima, la naturaleza y nuestras propias vidas.
Causas del cambio climático | Consecuencias del cambio climático |
---|---|
Quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas) | Emisión de gases de efecto invernadero y aumento de la temperatura global |
Deforestación masiva | Pérdida de biodiversidad y alteración de los ecosistemas |
Ganadería intensiva | Emisión de metano y degradación del suelo |
Uso excesivo de fertilizantes | Contaminación del agua y afectación de cultivos |
Procesos industriales sin control | Subida del nivel del mar y aumento de enfermedades respiratorias |
Urbanización sin planificación | Fenómenos meteorológicos extremos (inundaciones, sequías, olas de calor más intensas) |
Transporte basado en combustibles fósiles | Contaminación del aire y problemas de salud pública |
Gestión inadecuada de residuos | Pérdida de materiales reciclables y daños en ecosistemas |
Modelo económico lineal (usar y tirar) | Enormes pérdidas económicas y agotamiento de recursos |
Como ves, todo está conectado. Lo que hoy hacemos sin pensar —encender el coche, tirar un residuo mal clasificado o comprar sin necesidad— puede tener un efecto dominó que termina impactando a miles de kilómetros y a generaciones futuras.
Pero lo importante no es solo entenderlo, sino usar ese conocimiento para cambiar hábitos, exigir mejores políticas y construir un modelo basado en la economía circular y el respeto por el planeta.
5. ¿Qué podemos hacer para combatir el cambio climático?
Si el cambio climático fuera un incendio, nosotros tenemos la posibilidad de ser el agua.
Y sí, por muy abrumador que parezca, hay mucho que podemos hacer para reducir sus efectos.
No se trata de hacer todo perfecto, sino de empezar a tomar decisiones más conscientes, cada día.
Porque la solución no es única, ni mágica.
Es una suma de pequeñas y grandes acciones: desde el reciclaje hasta el impulso de políticas públicas.
Aquí te explico por dónde empezar.
5.1. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
Es la prioridad número uno.
Si no frenamos la emisión de dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor, el resto de las soluciones se quedan cojas.
Apuesta por energías limpias
¿Tienes la opción de instalar placas solares? Adelante.
¿Puedes elegir una comercializadora de electricidad verde? Hazlo.
Cambiar el gas y el petróleo por energía solar, eólica o geotérmica es una de las formas más eficaces de frenar el calentamiento global.
Sé más eficiente con la energía
Apaga luces innecesarias.
Usa bombillas LED.
Aísla bien tu casa. Cada pequeño gesto suma.
En casa, por ejemplo, cambié todas las luces a LED y noté la diferencia en la factura… y en la conciencia también.
5.2. Cuidar y restaurar nuestros ecosistemas
La naturaleza es nuestra mejor aliada contra el cambio climático.
Bosques, océanos, humedales… todos ayudan a absorber CO₂ y a mantener el equilibrio del clima.
Reforestar y proteger los bosques
Plantar árboles es un acto poderoso.
Y no solo en el campo. Hay barrios enteros que podrían ser más frescos si tuvieran más árboles.
En mi ciudad, ya hemos notado que las zonas con sombra ayudan a bajar varios grados en las olas de calor veraniegas.
Conservar los ecosistemas marinos
Los océanos absorben gran parte del CO₂ y ayudan a regular la temperatura del planeta. Pero están en peligro.
Apoyar la pesca sostenible, evitar productos con microplásticos o sumarse a limpiezas de playas, aunque parezcan gestos pequeños, tienen un gran impacto.
5.3. Cambiar nuestro estilo de vida
Esto no va de renunciar, sino de elegir mejor.
¿De verdad necesito eso nuevo que acabo de ver? ¿Puedo reutilizar, reciclar o reparar?
La economía circular no es solo un concepto, es una forma de vida más lógica y respetuosa con el entorno.
Consume con cabeza
Elige productos locales y de temporada. Compra solo lo necesario.
Di no a los plásticos de un solo uso. Apuesta por ropa sostenible.
Cuando reducimos el consumo innecesario, también reducimos la huella ecológica que dejamos tras cada compra.
Muévete de forma más sostenible
Camina, usa la bici o el transporte público cuando puedas.
Compartir coche o pasarte a un vehículo eléctrico si es posible.
En mi caso, empecé cambiando trayectos cortos en coche por caminatas… y no solo lo noté en el cuerpo, también en la calidad del aire.
5.4. Políticas y regulaciones
Por mucho que hagamos a nivel individual, necesitamos que los gobiernos actúen con valentía.
El cambio real también viene de arriba.
Y aunque a veces parezca que las decisiones políticas están lejos de nosotros, lo cierto es que nos afectan… y mucho.
Apoyo a los acuerdos internacionales
Acuerdos como el de París no son solo palabras bonitas: son compromisos firmes para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Pero estos compromisos tienen que cumplirse.
Nuestra voz como ciudadanos es clave para exigir que nuestros representantes se tomen en serio los Objetivos de Desarrollo Sostenible y pongan el planeta en el centro de las decisiones.
Leyes más estrictas contra la contaminación
No podemos permitir que las industrias contaminen sin control.
Necesitamos normativas que limiten las emisiones, incentiven la energía verde y penalicen a quienes incumplen.
También es urgente que se invierta más en transporte público y energías renovables. Porque cuidar el clima no es un gasto: es una inversión en nuestra vida.
5.5. Educación y concienciación
El cambio climático no se combate solo con tecnología o política.
También se combate con conocimiento.
Porque cuanto más entendamos lo que está en juego, más conscientes seremos de nuestras acciones… y más preparados estaremos para actuar.
En casa, por ejemplo, intentamos hablar con naturalidad de estos temas: en la mesa, con los peques, cuando vemos una noticia o sentimos el golpe de calor en pleno abril aquí en Andalucía.
Cuanto antes lo integremos en nuestras conversaciones, más presente estará en nuestras decisiones.
¿Una buena forma de empezar? Escuchar, leer, compartir.
Desde documentales hasta talleres, pasando por seguir cuentas que explican la ciencia de forma sencilla.
Porque entender lo que nos está pasando es el primer paso para cambiarlo.
Apoyo a los acuerdos internacionales
Acuerdos como el de París no son solo palabras bonitas: son compromisos firmes para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Pero estos compromisos tienen que cumplirse.
Nuestra voz como ciudadanos es clave para exigir que nuestros representantes se tomen en serio los Objetivos de Desarrollo Sostenible y pongan el planeta en el centro de las decisiones.
6. La cooperación global, nuestra mejor herramienta
El cambio climático no conoce fronteras.
Afecta a todos, vivas donde vivas.
Y por eso, enfrentarlo también exige una respuesta colectiva.
No basta con que un país reduzca sus emisiones si los demás siguen contaminando como si nada.
Desde Andalucía lo vemos claro: por muchas placas solares que pongamos en los tejados, si las emisiones globales siguen aumentando, seguiremos sufriendo olas de calor más intensas y enormes pérdidas económicas en sectores como la agricultura o el turismo.
6.1. Impacto mundial
El CO₂ que se emite en una gran ciudad industrial puede derretir el hielo en los polos y elevar el nivel del mar en cualquier rincón del planeta.
Las emisiones de gases de efecto invernadero no se quedan atrapadas en los límites de un país; se dispersan, alteran el clima y provocan consecuencias que nos golpean a todos.
No importa si estás en Madrid o en el Amazonas: el impacto se siente por igual.
Cada decisión que toma un gobierno, cada política ambiental, puede significar la diferencia entre un futuro esperanzador o uno plagado de catástrofes.
6.2. Acuerdos internacionales
¿Recuerdas el Acuerdo de París? Es mucho más que un papel firmado por líderes mundiales.
Es un pacto de esperanza, un compromiso para intentar mantener la temperatura del planeta a raya, por debajo de esos temidos 2°C.
Y no es solo un número: es la diferencia entre preservar nuestros ecosistemas o verlos desaparecer.
Cuando los países se sientan a negociar, están decidiendo el destino de generaciones futuras.
La cooperación internacional es la única manera de alinear los esfuerzos y evitar que esta lucha se convierta en una competición de poder.
6.3. Transferencia de Tecnología y Recursos
No todos los países cuentan con las mismas herramientas para enfrentar esta crisis.
Mientras algunos disponen de tecnología avanzada y recursos económicos, otros apenas logran sobrevivir día a día.
Aquí es donde la solidaridad se convierte en acción: compartir tecnologías limpias y ofrecer apoyo financiero a los países en desarrollo no es solo un gesto altruista; es la única manera de que el planeta entero pueda avanzar en la misma dirección.
Porque, al final, si un país se queda atrás, todos perdemos.
6.4. Intercambio de conocimientos
¿Qué tal si unimos nuestras ideas y experiencias para encontrar las mejores soluciones?
Desde técnicas agrícolas sostenibles que permitan alimentar a la población sin dañar el suelo, hasta innovaciones en energías renovables que nos liberen de los combustibles fósiles.
Cada país tiene algo que enseñar y algo que aprender.
Compartir estos conocimientos es vital para adaptar y mitigar el cambio climático de manera efectiva y equitativa.
6.5. Solidaridad y justicia climática
El cambio climático no golpea a todos con la misma intensidad.
Las comunidades más vulnerables, aquellas que menos han contribuido a esta crisis, son las que más sufren sus efectos. Inundaciones, olas de calor, falta de agua… mientras nosotros nos preguntamos si hará demasiado calor para salir a correr, en otras partes del mundo luchan por sobrevivir.
La justicia climática implica reconocer estas desigualdades y actuar para que todos, sin importar su situación, tengan las mismas oportunidades de enfrentar esta emergencia.
¿Qué podemos hacer como sociedad global?
Apoyar Políticas Internacionales:
No se trata solo de firmar peticiones, sino de exigir a nuestros gobiernos que se comprometan de verdad con los acuerdos internacionales.
Que no se queden en palabras vacías, sino que implementen acciones concretas que protejan el planeta.
Participar en Iniciativas Globales:
Desde limpiar una playa local hasta formar parte de campañas globales por el clima, todos podemos hacer nuestra parte.
No subestimemos el poder de la comunidad; juntos podemos generar un impacto real.
Fomentar la Educación y la Conciencia Global:
Conocer y compartir la realidad del cambio climático es el primer paso para transformar nuestra sociedad.
Si más personas entienden la magnitud del problema, más voces se alzarán para exigir cambios.
Cada uno de nosotros es una pieza esencial en este puzle global. Necesitamos unir fuerzas y no ceder al pesimismo.
Solo así podremos, de verdad, dejar a nuestros hijos y nietos un mundo donde puedan vivir y no solo sobrevivir.
7. Mirando hacia el futuro
Nuestro planeta nos está enviando señales de alarma que no podemos ignorar.
Aunque ya estamos sufriendo las consecuencias del cambio climático, el futuro sigue siendo un lienzo en blanco que podemos pintar con nuestras decisiones.
Hoy tenemos la oportunidad y la responsabilidad de escribir un final distinto para esta historia.
Los próximos años serán decisivos para limitar el calentamiento global y evitar consecuencias aún más devastadoras.
7.1. Opciones de futuro
Tenemos dos caminos.
Y aunque uno parezca más fácil, no es el que queremos recorrer.
Si seguimos como hasta ahora, mirando hacia otro lado, las emisiones seguirán aumentando.
¿El resultado?
Un planeta con veranos asfixiantes, lluvias torrenciales, olas de calor cada vez más intensas, escasez de agua y enormes pérdidas económicas en sectores clave.
Un futuro en el que las consecuencias del cambio climático ya no serán titulares… serán nuestro día a día.
Pero también podemos tomar otra dirección: apostar por una economía circular, energías limpias y hábitos de consumo más responsables.
Si actuamos ahora, aún estamos a tiempo de mantener la temperatura por debajo de 1,5 °C.
Y eso significa más salud, más oportunidades y un planeta en equilibrio.
La elección no es del futuro.
Es del presente. Y la hacemos hoy.
7.2. Tecnología y ciencia al servicio del clima
La innovación está de nuestro lado.
Desde placas solares hasta cultivos regenerativos, la ciencia nos da herramientas reales para frenar y adaptarnos al cambio climático.
Pero también necesitamos más inversión, más investigación y más voluntad política para que estas soluciones lleguen a todos los rincones del mundo.
¿El objetivo?
Reducir emisiones, restaurar ecosistemas y hacer que nuestras ciudades sean más verdes, eficientes y resilientes.
7.3. Adaptación y resiliencia
Hay impactos que ya no podemos evitar, pero sí podemos prepararnos para enfrentarlos.
Reforzar infraestructuras, recuperar bosques, proteger zonas costeras ante la subida del nivel del mar… y, sobre todo, construir comunidades fuertes que sepan apoyarse cuando más lo necesitan.
Resiliencia es también que en un barrio de Sevilla, donde las olas de calor ya superan los 45 °C, se planten árboles, se creen espacios de sombra y se proteja a los más vulnerables.
Porque resistir también es cuidar.
7.4. El papel de cada persona
No hace falta que lo hagas perfecto. Pero sí que lo hagas.
Cada gesto importa: cerrar el grifo, apagar luces, reducir plásticos, elegir productos locales, apoyar a empresas responsables.
Imagina lo que pasaría si millones de personas dieran el mismo pequeño paso.
Eso también es cambio climático: algo que empieza contigo.
Y si alguna vez dudas de tu impacto, recuerda: nadie puede hacerlo todo, pero todos podemos hacer algo.
¿Cómo podemos lograrlo?
La solución no está en una sola mano.
Necesitamos políticas valientes, gobiernos comprometidos, empresas responsables y ciudadanos conscientes. Necesitamos entender que luchar contra el cambio climático no es solo evitar catástrofes.
Es construir un mundo donde vivir bien no signifique poner en riesgo el planeta.
Y ese futuro lo decidimos hoy, con cada decisión, con cada acción, con cada paso que damos juntos.
Reflexión final sobre el último informe del IPCC y las consecuencias y causas del cambio climático
Después de todo lo que hemos leído, una cosa queda clara: el cambio climático no es un aviso, es un grito.
Y no viene del futuro, viene del presente.
Nos toca mirarlo de frente, entenderlo y, sobre todo, actuar.
Porque esto no va solo de cifras, de dióxido de carbono o de informes científicos.
Va de nosotros.
De lo que respiramos, comemos, sentimos y dejaremos atrás.
Y sí, es un desafío enorme. Pero también una oportunidad. De cambiar nuestros hábitos, de impulsar una economía circular, de repensar el mundo que queremos construir.
Si logramos reducir la emisión de gases de efecto invernadero, si cuidamos nuestras especies y nuestros recursos, aún estamos a tiempo.
Tiempo de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Tiempo de elegir un modelo de vida que no hipoteque el mañana.
Como dice la Organización Meteorológica Mundial, el clima de nuestro planeta está cambiando a una velocidad sin precedentes.
Y aunque no podemos detener todo lo que viene, sí podemos decidir si lo enfrentamos desde la indiferencia o desde la acción colectiva.
Hoy más que nunca, nuestra generación tiene en sus manos una decisión que marcará siglos. No es exageración. Es responsabilidad.
¿Qué mundo quieres dejar a quienes vengan después de ti?
La respuesta está en tus gestos, en tus elecciones y en tu voz.
Porque el planeta no necesita héroes.
Necesita personas conscientes.
Y tú puedes ser una de ellas.
Abraham Velázquez en Ola Verde
FUENTES: Todos los datos e información de este artículo están basados en el último estudio del IPCC: https://www.ipcc.ch/report/ar6/syr/downloads/report/IPCC_AR6_SYR_LongerReport.pdf
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